*“Una Joya Clásica”
*“Está sobrado”
*“Chocolatito” un Astro que nada lo apaga.
*“No soy amigo de hacer conjeturas y comparaciones entre los boxeadores de ayer y los de hoy, pero es fácilmente perceptible que Román González hubiera sido el vencedor de los pesos pequeños que en el pasado cargaron la etiqueta de Los mejores”
Michangelo
Estas y otras expresiones he plasmado en mis diferentes escritos refiriéndome a Román González.
Obviamente, como es sabido, Román está invicto en 46 peleas y sin ese sometimiento al que me refiero en esta nota. No es porque haya perdido una pelea que digo esto, es por las dificultades que se encuentra ahora tiene frente así a un boxeador, de más tonelaje, con buenas condiciones físicas.
Arnulfo Obando sabe bien lo que él como entrenador puede y lo que no puede hacer. Los ánimos mal intencionados ni la falacia están codificados en sus instintos. Así como asume los retos más difíciles en el boxeo, no tiene límites para responder a las necesidades del trabajo con Román.
En vista de que tengo mis inquietudes, y en lo inmenso que veo a Román González, he notado deficiencias en su técnica, concerté (por primera vez desde que nos conocemos), una reunión con Arnulfo, para específicamente, conversar y aclarar mis puntos de vista en lo que tiene como fisuras técnicas, Román González.
Mientras nuestro amigo Martin Wong Valle Aranda, propietario de Atomic Pizza nos ponía una suculenta Pizza de Bycon, Pollo y no sé qué más, conversé con Arnulfo, ese viejo amigo, a quien conocí a inicio de los 90 trabajando con el Chocoyo Acosta y Lázaro Frutos.
Y como sé que es de los hombres que no se dobla, de esos llamados en las expresiones populares, “Hombre de una sola Pieza”. Es amable, con ciertos grados de humildad, pero cuando se decide a dar la vuelta difícilmente vuelve atrás. Fui al grano.
Arnulfo, no me cabe duda de tu capacidad y que has sumado experiencia. Sé qué haces tu trabajo con esmero y que no toleras indisciplina. Pero creo que con Román, que es un boxeador más cuajado por aptitud natural, que de un forjamiento en el gimnasio, has sido indiferente, ¿o no es así?
Alexis exigía a Román, tanto que lo llevó a las lágrimas en más de una ocasión. A mí me parece que a Román le hace falta exigencia, que ya no tiene detrás una persona a quien respete y que lo inste a ir más allá de sus cualidades. Y si hay, él no tiene el interés de someterse.
Evitando un tanto, responder a lo específico, manifestó:
R-“Yo no ando chinchineando a ningún boxeador. Si no hace caso, poco a poco me hago a un lado y dejo que otro entrenador lo agarre, sin problemas. Cierto yo nunca he corrido de gimnasio alguno a un boxeador, al único que le dije que se fuera de mi fue a Moisés Castro. Con Chocolate me llevo bien, él es obediente y no se niega al trabajo”.
Yo veo a ese Román hecho un hombre, un prestigioso boxeador con los méritos que se le conceden conquistados a base de esfuerzo, pero también sigo viendo a aquel niño pletórico de cualidades, se ha casado dos veces, tiene dos hijos, gana elogios y dinero, pero desde ese tiempo, como que no evoluciona.
Diría mejor que no le he visto, avances técnicos. Se ha quedado con su capacidad para empujar y presionar la pelea. Esa difícil gestión de ir hacia adelante desplegando un ataque tupido sobre la humanidad de sus contendores. Haciendo uso de sus esplendidos recursos naturales.
R- “Hombre; yo hago mi trabajo. Durante los entrenamientos yo pongo a Román a pasar golpes, a bloquear, a .moverse con velocidad, para esto uso boxeadores aficionados de peso más bajo. Lo que pasa es que él resuelve con su estilo, con su calidad y no puede estar ocupándose de ensayos a la hora de la pelea.
He visto, y uno que otro aficionado lo comenta. Chocolatito ante Arroyo y ante Cuadras se vio con cierta lentitud. También he notado que cuando lo han tocado a los bajos, se dobla un poco y baja la guardia. En nuestra conversación, antes de la pelea contra Cuadras, me dijiste que estabas trabajando en la velocidad a Román.
R-“Michangelo, vos me conoces pofito y sabes que a mí no me da temor, ni voy a sufrir por no estar con tal o cual boxeador- No me gustan, ni ando detrás de las cámaras, soy poco para andar figurando y a los rumores se les sale al frente y la verdad no debe molestar”.
Puede ser cierto que ha ocurrido eso en unas dos o tres ocasiones, pero no ha sido nada grave. Imagínate, que ni los rivales se han enterado. Román es un boxeador excelente, pero es humano. En la esquina, en cada descanso no se queja nunca. Asimila arriba y abajo. Tiene capacidad para sostenerse de pie en las peores dificultades.
Y eso de verlo más lento con falta de energías al final, seguramente es porque está en proceso de adaptación a una categoría superior. No olvides que está peleando con Campeones Mundiales, aunque hay quienes digan que son maletas, vos sabes que no es cierto.
No insistí en mas preguntas. Luego hablamos del futuro inmediato para Román.
Lo que aquí expongo alrededor de mi inquietud, no es extraño. Grandes entrenadores han sido como un padre para grandes boxeadores, y es a ellos a quien más han prestado atención. Sin embargo el espíritu de guerreros y lo que anhelan, está sobre toda carencia.
Ocurrió en la vida de Durán con Néstor Quiñonez a quien le decían “Plomo Espinoza”. El grandioso boxeador panameño a este no le contradecía, le respetaba sobremanera. Plomo tenía más influencia en “Manos de Piedra”, que Carlos Eleta y que Luis Espada después,
Aconteció en la vida de Mike Tyson cuando le faltó Cus De Amato. Todos supieron de lo lastimado que se sintió Tyson. Sucedió con Argüello, él tuvo eso con Miguel Ángel Rivas, “Kid Pambelè”. Incluso en Japón, cuando Argüello iba a enfrentar a Kobayashi, “El Curro” Dossman por alguna razón quiso obviar a Pambelè, y el mismo Argüello, le dijo; él es como mi padre……
Rigoberto Garibaldi se fue del lado de Rosendo cuando este no obedeció a una petición de seguir entrenando con la camisa plástica. Y Rosendo siguió escalando. Con Ricardo Mayorga tuvo algo semejante.
Y creo que Chocolate no es la excepción. Con Argüello, mientras otros menos trascendentes boxeadores se le revelaron, y expertos periodistas dijeron que Alexis se excedía, Román prefería llorar, pero hacer lo que “El Flaco” le exigía.
Argüello decía con quién, cuándo y cuánto debía entrenar Román. Hasta otras personas allegadas a Román se opusieron. Tiempo después Chocolate agradecía esas exigencias. Quizá ya no es así. Sin embargo escucha y respeta, trabaja y se somete a faenas intensas. Obando y su equipo, algún mérito tienen, no hay duda
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