lunes, 20 de junio de 2016

Alexis, humano, grandioso, genial, admirabl

A siete años de su partida

“No Pambelè, ya lo probé, y ese jodido está duro, me va a dar problemas”, dijo a su seccond al finalizar el primer round. Su “maestro”, su “segundo padre”, su “mejor amigo”, como llamaba Alexis Argüello a Miguel Ángel Rivas “Kid Pambelè” le había dicho. “Dale Flaco terminemos temprano, ese muchachito, no debe pasar  del tercer round.

Pambelè y Argüello en su diálogo se referían a Ray “Boom Boom” Mancini. Y efectivamente Mancinì fue de los más aguerridos rivales que Argüello enfrentó en un cuadrilátero. Fue una batalla de constante golpeo en más de 13 rounds.

Es deleitable y lastimoso a la  vez, observar la magnífica combinación de  ganchos de izquierda al mentón, upercout de derecha al plexo solar y finalizando con una larga derecha al rostro, que fulminaron dramáticamente a Mancini.

¿Quién no disfruta o se queda perplejo de ver aquella ejecución perfecta del milimétricamente trazado gancho de izquierda que se estrelló en el mentón de Escalera en su segunda confrontación?.
La derecha espeluznante, certera y delirante que desdibujó a Leonel Hernández, antes de la intervención del réferi Carpentier. Es la  misma que dobló a Kevin Rooney y que hizo caer patéticamente a Billy Costello poco antes del final.

El ataque despiadado contra Rey Tam.  Aquella infernal continuidad de golpes que desplegó contra Rafael “Bazooka” Limón Y Boby Chacón, asombran y no se ven en todas las peleas.

Las grandes y trágicas batallas contra Pryor fueron obras maestras, arte boxístico que sucedió al upercout en corto que le dio el triunfo ante Rubén Olivares al conquistar la primera de tres fajas mundiales.

Recuerdo la tarde cuando estaba sentado en su oficina de Alcalde. Después del horario normal de trabajo, habíamos acordado conversar un poco respecto a las formas de organizar un plan de trabajo y rendimiento en los Gimnasios de boxeo,  y recordar momentos del pasado.

“Junior, yo no soy  capaz de mirar de frente a Michangelo si estoy en un estado  indebido. Respeta a tu padre. Varias veces me ha regañado el jodido y lo respeto, es un gran hombre”;  comentó ese día a mi hijo, mientras conversábamos y se recordábamos ciertos pasajes vividos.

No puedo negar que esa expresión,  fue algo sorpresivo y honroso para mí. No esperaba que sintiera eso por mí. Ese uno de los momentos en los cuales, a pesar de sus debilidades, pude palpar su  don de caballerosidad, gratitud y muestra de estima a los amigos.

Y es que Alexis sabia reconocer cuando ganaba y cuando perdía, de igual manera reconocía a cada quien lo suyo. En otras ocasiones, al volver a su esquina cuando finalizaba un round decía a su second: “Ya lo tengo, es mío. De este round no pasa”. Y así ocurrió con Elizondo, con Rey Tam,  y Leonel Hernández.

Alexis Argüello fue un hombre que como boxeador,  tuvo la capacidad de registrar en su mente, la puntualidad del tiempo y la distancia para hacer más efectiva su combinación de golpes. Fue capaz de apropiarse con mucha  responsabilidad de la disciplina necesaria para entregarse a la preparación más intensa.

Pero ese mismo hombre, grandioso,  genial, admirable, ejemplar en su vida deportiva, fue agrietado en su humanidad por los acechos del infortunio. Fue vituperado por las pasiones políticas de quienes incluso manifestaron admiración por sus hazañas pugilísticas.

Su fortaleza y su estado anímico vencedor, se manifestó en todo el quehacer boxístico. Su debilidad se reveló en su inclinación a las emociones y  placeres, que por lo visto, más fácilmente alcanzan a los que están en la cima.

La vida de Alexis Argüello, es la rica historia de un hombre que combinó el ímpetu arriba del cuadrilátero, con la mansedumbre y el respeto a sus semejantes en su vida cotidiana.


Vivió entre el carisma, la alta estima de un ídolo, de un líder deportivo,  y el fracaso, las decepciones y el dolor de un hombre en su vida conyugal. Sus tres primeros matrimonios dejaron tres divorcios, y el cuarto se tambaleaba.

Al llegar este primero de julio del 2016, se han cumplido siete años de su fallecimiento. Nos quedan más recuerdos de sus triunfos deportivos, que de sus tropiezos  como humano. 

Dios, el todo Misericordia, le tenga en un sitio especial, y nosotros en el recuerdo de un gran boxeador, un especial amigo.






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