El 21 de agosto de 1981, en el Pabellón
de Deportes, del Hotel Caesars Palace, de Las Vegas, Nevada, EE.UU, el boricua Gómez,
que tenía una racha de 32 victorias por nocaut consecutivos (incluyendo 14 en
peleas por el título mundial Súper Gallo), después de comenzar su carrera
profesional con un empate ante el panameño Jacinto Fuentes en 1974, decidió
enfrentarse al Campeón Mundial Pluma mexicano, Salvador Sánchez
Don King, el promotor, le llamó al encuentro "La Batalla de
los Pequeños gigantes", y ciertamente es otra pelea de Los Clásicos que la
historia del boxeo guarda en sus episodios.
Las agallas del puertoriqueño, no fueron suficientes para detener la presión del ataque que desde el primer
round impuso el mexicano. Fue tan arrollador Sánchez, que casi finaliza la
contienda en el primer asalto con una precia combinación de izquierda y derecha.
Lo que Wilfredo Gómez ofreció al mexicano no fue una gran resistencia,
sino una muestra de coraje y pundonor deportivo. Mientras Sánchez se mantenía al acoso, Gómez contraatacaba
y se defendía casi siempre contra las cuerdas.
A los dos minutos y nueve segundos del octavo asalto, el referí Carlos Padilla
intervino y detuvo las acciones.
Las tarjetas registraban hasta el momento, anotación de 67 – 65 dos fichas,
y la tercera 66 – 67, todas a favor de Sánchez.
Eso nos indica lo cerrada que estaba la lucha a la hora del desenlace.
Igual que Zàrate contra Wilfredo Gómez, igual que Argüello contra Aarón
Pryor, lo mismo que Mantequilla Nápoles contra Monzón, Wilfredo Gómez fue
superado por un rival con más tonelaje
natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario