Entiendo el toque emotivo y el buen manejo
de la metáfora que ciertos escritores y comentaristas destacan en sus escritos
o comentarios. Indudablemente que es bastante deleitable para el lector o el
escucha, ese elemento.
Pero en la gramática existe lo que se
conoce como hipérbole, algo que es usado de manera tan natural y
explícita en la conversación más sencilla o el verso más corriente, que se
puede escuchar entre un grupo de ciudadanos aferrados a tal recurso gramatical,
sin saber siquiera que existe ese término académico.
Popularmente se le llama exageración. Y en
ese arte es fácil encontrar ocho de cada diez ciudadanos en nuestro país,
ya sea en el barrio, en el comentario radial, en la nota escrita o en el
más refinado bar de la élite social se comentan exageraciones.
Y en lo que me compete de acuerdo a lo que
me gusta y que de igual manera, algunos me han dicho que a veces
HIPERBOLEO (exagero). Yo me pregunto a cada momento que; ¿cuántas
generaciones repicarán aquello de?:
“En aquellos tiempos maravillosos de los
años 70, cuando el boxeo era todo pureza, todo hormona, daba gusto ver el
boxeo, ahora no sirve”. Deleitosamente expresan los enamoradísimos del
ayer.
“Esos dorados tiempos eran cuando ningún
boxeador eludía el bulto, cuando nadie peleaba un título mundial si no era por
haber desbaratado a golpes a los mejores ranqueados”, asegura uno que otro
aficionado.
“¡¡Ninguno de los que estaban en el
escalafón era malo!!. ¡¡No había Campeón Mundial Mediocre!! ¡¡ Era mejor
porque se peleaba a 15 rounds!!, Exclama el Hipérboledo alterado.
Y no es tan así. Por supuesto que en cada
época hemos tenido excelentes, buenos, regulares y menos, por eso siempre se
estará tratando de indagar: ¿Qué hubiera ocurrido en una pelea entre fulano y
zutano?, se pregunta alguien. “Cada quien es bueno en su época”, responde con
prudencia otro.
Si se preguntaban o se decía: ¿Qué hubiera
pasado en una pelea Rosendo Álvarez vs Ratón Mojica?
¿Cómo habría finalizado una pelea entre
Rosendo Álvarez y Román González?, se preguntan otros hoy día. Es porque
aquella y esta calidad, se reconoce.
Alexis decía y Duràn reseña, que en su
época no hubieran sido campeones quienes les sucedieron en los años 80.
Hoy, aquellos que fueron destacados y
Campeones en los 80, dicen que estos de la actualidad, no daban la talla
con los de su época.
En fin, eso es cuento de no acabar. Se les
olvida, o desconocen, que más de dos boxeadores campeones mundiales en el
pasado, fueron desconocidos por los organismos, porque hubo quien rehuyera o
evitara un rival designado.
Con Aaron Pryor, los mejores de su época en
su categoría y las más cercanas (no menciono nombres por no herir
susceptibilidades), no querían enfrentarse. Pryor se quejó mucho tiempo de eso.
El boxeo es un negocio que debe ser, o es
manejado con astucia, con habilidad administrativa y promocional,
de un boxeador que teniendo cualidades llega a la cima, y no con
demostraciones de testosterona.
Llega a tales extremos la falacia, la
farsante exageración que por ahí uno que otro dice: Tal marca es lo primero, lo
demás es copia. ¿Y qué o quién no es copia de todo lo que ha ocurrido en la
evolución?
Yo prefiero expresar; benditos sean los que
me antecedieron, los que me han marcado el camino. Quienes nos han heredado las
herramientas que uso para informarme y expresarme, en el mismo medio que lo
hace aquel que se cree el Cristóbal Colón del medio que usa para formular sus
inquietudes.
De repente me van a decir que el Sol y la
Luna de hoy, son más débiles y sin la belleza de antaño. Siempre habrá y seguirán
naciendo gente con capacidad sobresaliente. En el boxeo y demás.
El recurso hipérbole en la gramática es
bueno, mas no todos razonan el uso. Igual que en el boxeo que es bueno y
bonito, seguro es que no todos boxearemos bien y bonito.
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