El pasado 2 de
julio en el Puerto Salvador Allende, el prospecto Alexander Espinoza ( 9-1-0) superó en ocho asaltos al veterano
Carlos Rueda, quien el próximo mes cumple 32 años de edad y ya arribó a 39 combates, de los cuales ha
ganado 24, ha perdido 10, cuenta con dos empates y tres sin decisión.
Rueda se entregó
de lleno. Ahí estaba el Coraje y los deseos de vencer. Su rostro se compungía y
mostraba el esfuerzo en los mil guiños aparecidos
cada vez que soltaba sus puños. En su mente no cabía otra idea, ni en su corazón
había otra esperanza que no fuera la de sorprender a su rival con uno de sus
golpes y ganar por Ko
.
Frente a sí
estaba el nobel pugilista Alexander Espinoza. Este nunca antes, en su corta
carrera profesional había sido tan exigido, tan acosado. En el segundo round fue enviado al tapiz con
un corto de derecha al mentón. Alguien me dijo casi al oído: “Se lo comió Rueda”.
Y seguramente lo pensaron otros.
Espinoza no había
tenido a un rival con la experiencia y
la malicia del matagalpino, quien para bien del capitalino esa noche no fue, ni
será más el mismo de hace cuatro años atrás. Rueda ha llegado al tope de sus
facultades, está en descenso y cada vez el esfuerzo que debe hacer es mayor.
En su mente no cabía
otra idea, ni en su corazón había otra esperanza que no fuera la de sorprender
a su rival con uno de sus golpes y ganar por Ko. Él sabía que el recorrido de
ocho asaltos, con el ritmo propuesto y ante un rival tan entero que apenas comienza
y con sus cualidades le desgastaría. Estuvo cercano al desmayo al finalizar la contienda.
Previamente se suponía
que ambos se entregarían de lleno al trajín, tratando de empujar siempre Rueda,
y de proponer las pausas Espinoza. Este hubiera cometido el error de su vida si
se va al frente proponiendo intercambios apostando a probar al veterano en la
pelea en corto.
Destacable es la
prudencia y el control de los impulsos que demostró Alexander. Desde el punto
de vista técnico, quedaron debiendo. Si evaluamos lo emotivo para premiarles por
ello, le tendríamos que hacer el mayor aporte a Rueda por despilfarrar empeño, energías
y temeridad.
¿Quién podría negar,
que Rueda está lejos de aquel que el 14 de mayo del 2011, con 24 peleas se
mantuvo peleando 12 asaltos frente al mexicano Cristian Mijares, en disputa del
título Mundial 115 libras de la FIB?
Ciertamente no
se puede negar que pese al poco tecnicismo, la expectativa que se conservó en
el ambiente a partir de la caída de Espinoza, fue permanente. Alexander ganó la
decisión, supo manejarse en medio de la presión, pero dejó al descubierto que en
este momento le falta mucho para estar al nivel de lo que se creía.
Si lo miden con
boxeadores de mediano cartel internacional, echarían a perder lo que
efectivamente es, un prospecto que tiene mucho que dar, mucho que aprender y
superar aún.
Yo también creo
que a Espinoza lo podríamos ver en la cúpula donde podría llegar, pero si no lo
apuran. Espinoza demás de un buen material, es un joven humilde, dócil,
disciplinado, con cualidades, tiene un buen equipo que lo dirige y conocen el oficio.
Si deducimos que
todas las habilidades, destrezas, talentos físicos y mentales requieren de
tiempo para ser debidamente cultivadas, maduradas y cosechadas, concluiremos que
Espinoza necesita el tiempo justo para dar los frutos esperados.
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