“Oiga Miguel Ángel,
dígame que se ha hecho “Olivaritos nica”, me preguntó en Lima, Perú, un amigo
en 1981, agregando; “Ese Chamaco es un fenomenal boxeador, cuando estuvo por
acá los aficionados al boxeo le disfrutábamos. No es normal ver a un boxeador
con esas cualidades”.
Con mucha frecuencia,
vemos que jóvenes llegan a diario a los gimnasios
de boxeo en busca de cultivar facultades y adquirir destreza para convertirse
en profesionales y enrumbarse a lo que podría ser su perfil de vida. Son pocos
los que se destacan y llegan a lo anhelado.
Menor es el número de
estos, que se convierten en grandes y atractivas figuras. Pero también existe el grupo de quienes desde sus
inicios muestran sus cualidades
naturales y que teniendo todo para ser
estrellas, se pierden en el camino por tomar decisiones y rumbos equivocados.
Estos son los que se
quedan como promesas, porque eligen caminos de maldición y terminan
generalmente siendo lastimeras imágenes en las calles de cualquier ciudad.
En nuestro medio,
recuerdo al jovencito que asombró a todo aquel que le miraba soltando sus
golpes en el cuadrilátero de lo que fue “La Arena Kennedy”. Su nombre Jorge
Luis Aguilar, a quien por su cabello lizo y corte de pelo, le apodaron; “Olivaritos Nica”.
Todos los días, en
el semáforo de la entrada al barrio “La Fuente”, al centro de las vías de la Pista, se mueve en una Silla de Ruedas entre los
vehículos, esperanzado a las monedas que
le pueda dar un piadoso conductor.
Las cualidades de
Olivaritos eran excepcionales. Recuerdo una vez, guanteando con Alexis
convertido en Campeón Mundial pluma, siendo Olivaritos un peso mosca, le puso
un Gancho de izquierda en la barbilla al Flaco.
Enojado Argüello,
que se tambaleó con el golpe, arremetió contra Aguilar y si Pambelè no se mete
y dice “basta Flaco, no te enojes, él es más liviano”, Alexis hubiera dañado a
su joven ayudante de ese momento.
Lo que expongo de
Jorge Luis Aguilar, y puedan respaldar quienes conocieron a Olivaritos, quizá
se quede corto de lo que realmente hubiera sido este nicaragüense que se quedó
como una promesa del boxeo profesional nicaragüense, y finalizó siendo un ser
humano inútil, abandonado a su suerte y viviendo de la caridad pública.
Siendo boxeador
profesional que empezaba, fue llevado a boxear a Sudamérica, quedando un tiempo por esos lados. Cayó en el consumo
fuerte de estupefacientes, volvió a Nicaragua y en un accidente cuando viajaba
en Motocicleta con un su amigo de
apellido Manzanares, casi pierde la vida, pero no salvó pierna y brazos. Nunca
más fue el mismo.
Sé que ha sido
visto mal por muchos y quizá haya alterado el orden social. Si usted lo ve no le condene, no le juzgue, él es víctima
del Alcohol, la droga y los malos corazones humanos.
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