domingo, 11 de septiembre de 2016

Chocolate;capaz de frenar a Usain Volt y asfixiar a Michael Phelps.


Nota; corregida, mejorada y ampliada-



Existe un sector de aficionados, –nicaragüenses-,  que dice haber visto ganar al mexicano Carlos Cuadras frente a “Chocolatito” González. La mayoría de estos, lo dicen por puro carácter político.  Y me refiero a nicaragüenses porque a los aztecas los deduzco.

Román ganó, fue un triunfo inobjetable. Chocolatito fue capaz de mantenerse indeclinable, con la sangre en su rostro, sin ningún temor y al asecho permanente de un rival más fuerte y más rápido de manos. En una categoría que no le es nada favorable, superó en todo al mexicano Carlos Cuadras.

Ese supremo esfuerzo que derrochó “El Chocolatito”, y los desesperados intentos de escapar, que en varias ocasiones ensayó el mexicano, es lo que valió para que el ahora tetra Campeón, nos demostrara que es capaz de frenar a Usain Volt y asfixiar con su presión a Michael Phelps.


Chocolatito, es como un juego de “tiro al blanco” grande. Es un palacete de cualidades boxísticas en el  cual,  todo mal disparo ofensivo, por muy lejos que pegue del centro o se clave muy distante de la verdad, se verá siempre.

A nadie debería extrañarle que a Chocolatito le revoloteen moscas. Es tan hermoso lo que hace, son tan encantadores los gritos de júbilo que desata entre sus seguidores, que provoca un malestar atractivo, entre quienes le ven como contrincante político.

Se advierte más la ojeriza y el ataque para quienes son más notorios en la sociedad. Estos con sus proezas hacen más voz, mayor exclamación de júbilo  y son estimados especialmente entre el gentío que les apoya.

Se ve y se escucha más la animadversión para quienes hacen grandes conquistas, porque son  pocos. Por cuanto son más visibles, la agresión igualmente es más evidente.

Siempre he notado que las personas estamos más pendientes de quienes son diferentes. Es imposible no sentir atracción o cuestionar sin fundamentos lo que no sabemos,  o lo no podemos igualar de las personas excepcionales.

¿Cuántos  vieron a Román amilanarse  en la dificultad? ¿Cuantos creen que defraudó en su conquista del curto título mundial? Si existen son pocos, porque su triunfo fue amplio y muy limpio.

Minutos antes del combate en una pequeña nota,  literalmente señalé lo siguiente:
 “Esperamos que “Chocolatito” tenga esta noche, el suficiente oxígeno y vigor para no permitir que los desplazamientos y constantes amarres que creemos empleará el mexicano Cuadras, así como la fuerza del tonelaje para hacerse sentir, le sean tortuosos”.

El oxígeno que solamente vi mermado en el último round, y el vigor para anular al rival en sus desplazamientos, estuvieron ahí. La fuerza, en eso me pareció que como a Sansón le cortaron un poco de melena.

Y es que Cuadras, por estar en su hábitat natural, amarró fácilmente cuando pudo y absorbió sin mucha dificultad el efecto de los golpes. Y lo tortuoso del combate abundó, no obstante las agallas, su gran corazón, le sacaron a flote y  condujeron  al triunfo, a Román.

Yutaka Niida, Manuel Vargas, El Gallo Estrada, Akira Yaegashi, Edgard Sosa, Brian Viloria, Mc W Arroyo y ahora “El Príncipe” Cuadras, podrían hablar de lo desesperante que es tener de frente a un rival dotado de una industria de oxígeno, para no cesar en su avance, y disparando golpes con todas las fuerzas.


Eso asfixia, desespera, desanima, martiriza a los rivales. Y fatiga enormemente a quien presiona. Los que no saben y ni siquiera se imaginan lo que digo, porque no lo han vivido, expresan eso, su desconocimiento. Por eso no son culpables de sus vanos comentarios. Por eso tienen razón.

La escaramuza de golpes, marcadamente rapidísimos que soltaba de cuando en vez Cuadras, era  apenas para tratar de frenar a esa pequeña maquinaria humana, con el suficiente combustible para avanzar en busca de su rival. Cuando no sacaba las manos, corría o amarraba. ¿Acaso no vieron eso?.

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