“El que no tiene el coraje suficiente para tomar riesgos no conseguirá nada en la vida”.-Muhammad Alí.
Nunca, Carlos Cuadras podrá hacer en el boxeo, lo que ha hecho Román “Chocolatito” González. Podrá tener coraje en alguna medida, pero como dice Alí, no el suficiente para tomar riesgos y estar entre los grandes.
Para brindar una pelea espectacular, se necesitan dos boxeadores espectaculares. Y el mexicano Carlos Cuadras no abonó a lo mejor, a lo que requiere un verdadero espectáculo. Ante Chocolatito tuvo la oportunidad de hacer algo más de lo que hasta hoy ha hecho.
Pero no quiso, no tuvo la determinación ni las suficientes agallas para demostrar que sus pantalones son mejores que los de Chocolatito. Jamás podrá ser como Rubén Olivares, como Julio Cesar Chávez, como Juan Manuel Márquez, como el Finito López. No, nunca tendrá esa etiqueta.
En Nicaragua, en México y en muchas partes del mundo, los aficionados del boxeo esperábamos con ansiedad, el 10 de septiembre en Los Ángeles, una batalla candente entre Román “Chocolatito” González y Carlos “El Príncipe” Cuadras. No ver a Román haciendo solo él, lo mejor para ganar
Yo esperaba que Cuadras se moviera, amarrara y soltara manos con destreza, acertando con puntería y que se moviera precavidamente, pero sin correr tanto como lo hizo.
Yo vi a nuestro Tetra Campeón Mundial haciendo un esfuerzo extremado por alcanzar con sus golpes a Cuadras, que a ratos casi corría, rehuyendo el enfrentamiento, evadiendo a un “Chocolatito” que pretendía verlo parado, midiéndose de tú a tú con él.
Pero no fue así. No digo que fue una pelea mala ni mucho menos, digo y estoy seguro que si Cuadras no sortea mucho, hubiera sido algo más cercano al espectáculo que vimos en la pelea Argüello y Pryor. Esa demostración de coraje que vimos en la pelea entre Rosendo Álvarez y Finito López.
Olivares le iba sacando la pelea a Argüello, perdió por nocaut en el round 13, sin rehusar al golpeo del ponchador nicaragüense, no de la manera que lo hiso Cuadras ante Román.
Escalera abonó al espectáculo y nos dejó en el recuerdo una pelea con el sello de espectacular, encarnizada.
El mismo Mancini, un jovencito de 20 años, a pesar de sus desventajas ante Alexis, se brindò en cuerpo y alma, en pro del triunfo.
Y ya no digamos lo que Arguello y Aaron Pryor forjaron. Una pelea de corajudos. ¿ O acaso ya olvidamos a Julio Cesar Chávez y a Meldrick Taylor, cuando justamente un 17 de septiembre de 1994, de verdad llegaron al borde de la muerte?
No hablemos de la pelea entre Ali Y frazier. Ninguno de los dos iba a salir en el último round. Estaban casi muertos. O al menos se dispusieron a ello, en busca del triunfo. Cuadras se negó.
¿Qué hubiera ocurrido, o que diferente hubiera sido el final, o el mismo combate en su extensión si Cuadras, en vez de evitar el choque, se decide a fajarse como un hombre corajudo?
¿Que hubiéramos visto de más, de mejor o de diferente, si Cuadras se decide a batir el Chocolate que decía iba a tomarse el día del combate?
Yo no veo en Cuadras a un rival decoroso. El 10 en Los Ángeles se negó a dar lo mejor de sí, ni siquiera intentó hacer lo mejor, no se decidió a morir de pie o terminar con la última gota de agallas buscando el triunfo o al menos brindar al espectáculo sangre si es necesario, como lo hizo Román.
Y es precisamente por eso, porque sabe que pudo hacer algo mejor, Cuadras dice ahora: ¡En la revancha lo noqueo.!
Ni en ésta del 10 de septiembre y mucho menos en próximas,si acaso lo toman en cuenta, Cuadras sentirá el mismo corazón arrugado.
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